(EDITORIAL) Carrera armamentista
Habrán visto a los equipos de China y Corea perder deliberadamente al bádminton en los juegos olímpicos. Mucha gente se sintió ofendida porque no daban lo “mejor de sí para ganar el partido”. Las echaron de la competición - una medida aplaudida por el público.
Mi posición al respecto es que las atletas hicieron lo correcto, y que la situación –desagradable como fue- la creo el comité olímpico.
El comité olímpico implemento un sistema por el cual perder ese juego era la estrategia más razonable si el objetivo es ganar el campeonato. Lógicamente pues las atletas apuntaron a perder. Esto pasa en otros deportes, tenis por ejemplo, cuando un jugador decide que un set esta perdido y lo entrega – dejando al oponente gastar su energía y reservando la propia para el siguiente. Las chicas del bádminton no ocultaron que estaban jugando a perder, no violaron ninguna regla y tomaron la decisión mas lógica en persecución del objetivo que explícitamente tienen los juegos olímpicos: la medalla dorada.
El caso del bádminton es para mi una muestra cabal de la importancia de las reglas de juego y los sistemas de incentivos en las conductas de las personas y el impacto que todo esto tiene en los resultados que el sistema produce. Si aplicamos la misma lógica que en el caso del bádminton llegamos a otra conclusión impopular: que los políticos (y en democracia los votantes) son mucho más responsables por la crisis financiera actual que los banqueros – y que éstos son como las atletas, desagradables en su conducta pero inocentes.
En toda generación habrán tipos super inteligentes y muy ambiciosos. Y como todo esto es relativo, serán una minoría. Finanzas será un imán para esta gente, lo que explica porque los dealing rooms y trading floors de los bancos de inversión más grandes del mundo están llenos de PhDs en matemática u otras ciencias. Conozco uno que tiene un PhD en Física de Partículas, y luego de 3 años investigando para el CERN se paso a un banco europeo. Seis meses después se compro su primera Maserati, hoy tiene dos.
Supongamos por un momento que los políticos les cierren, con mejores leyes, todos los caminos a los banqueros para hacerse ricos. Banca se convertirá pues en una carrera común, y los inteligentes / ambiciosos entre nosotros se dedicaran, por ejemplo, a la ingeniería genética. Se harán multi-millonarios empujando los límites de lo legal y ético. Luego surgirá una raza mutante que se comerá a la mitad de los humanos. Los políticos cambiaran las leyes, ingeniería genética se convertirá en aburrida y los inteligentes / ambiciosos se dedicaran a nanotecnología – hasta que luego de hacerse millonarios la caguen, el mundo lo pague y las reglas cambien nuevamente. Ad Infinitum.
No hay escapatoria, es una carrera armamentista entre inteligencias y ambiciones, donde aquellos en la punta más ambiciosa e inteligente tienen la ventaja – el resto no llega en talento a entender lo que pasa en la punta, o en ambición para moverse a la velocidad adecuada para regularla.
Una analogía: dicen que una de las soluciones matemáticas preveía que al encender en LHC en busca del Higgs Bosson se generaría un agujero negro que se tragaría la tierra y alrededores. Los científicos que usan el LHC del CERN son absolutamente brillantes y probar sus teorías reventando partículas a alta velocidad es la misión de su vida. En la otra punta están los inspectores de la brigada de bomberos de Ginebra, verificando si el experimento es seguro. Mismo que haya formalmente un regulador, en realidad dependemos de que el CERN se auto-regule, simplemente porque el ‘regulador’ no tiene la capacidad o motivación para hacerlo. Si los científicos a cargo dicen que es seguro, habrá que persignarse y creerles.
La banca es una industria en teoría regulada por el gobierno. Lo estrepitoso de la crisis actual muestra que la regulación pasada fue nada más que otra de nuestras ‘ilusiones de seguridad’ con poco efecto real. Y lo peor de todo es que salvo en casos aislados, todo lo que hicieron los banqueros fue dentro de la ley y en cumplimiento con las regulaciones existentes.
La gente debería demandarle a los políticos invertir más en regulación – lo cual posiblemente implique darle a los organismos de control presupuestos similares a los de los bancos, para poder atraer talento comparable al que atraen los bancos. Debería, pero no lo hace. La gente común no ve el vinculo entre una cosa y la otra, y pide en vez más incubadoras en hospitales públicos, o asfalto en el camino o menos impuestos. Y mientras esto sea así, es solo cuestión de tiempo hasta que la próxima generación de banqueros encuentre otra forma de enriquecerse al filo de la ley.
Por eso invierto en acciones de bancos…
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