(EDITORIAL): Una defensa del foie gras

Primero fue la batalla contra el alcohol: me acuerdo cuando en un capítulo de la serie setentosa Quincy MD (predecesora de CSI) la defensa de un hombre que había atropellado a una mujer en la calle era que estaba tan borracho que no sabía lo que hacía. Hoy una excusa de este tipo sería generalmente menos aceptable y creo que conducir borracho es una ofensa cada vez menos común. (De paso, en ese capítulo el Dr. Quincy demuestra que no estaba "tan" borracho como para no ser responsable de sus actos).

Después vino la batalla contra el tabaco. El hito decisivo, luego de años de lucha entre las tabacaleras y la gente de bien, llegó casi a fin de siglo cuando un grupo (class action) de azafatas recibió un pago de $350 millones de parte de Big Tobacco vinculando enfermedades respiratorias con humo de segunda mano (fumador pasivo) inhalado en el lugar de trabajo. Este solo hecho hizo indefendible la causa del tabaco que hasta el momento se escudaba en libertades individuales - que el Gobierno no me diga qué hacer con mi vida y en que "el vínculo tabaco-cáncer no está probado fehacientemente". En el '94 hice un viaje de 8 horas en la última fila de la sección "no fumador" de un vuelo de American Airlines con unos 125 tipos atrás mío fumando como chimeneas. Hoy un fósforo encendido en un avión le haría bajar la presión a mas de uno.

Toda esta maquinaria legal no puede simplemente desactivarse, hay que darle algo que hacer: próximo objetivo: comida. Fast Food, grasas, colesterol. Huevo es malo, huevo es bueno, azúcar es mala, sacarina te da cáncer y les están vendiendo chocolate -horror- a los chicos!

Cada una de estas tiene alguna lógica. La gente toma decisiones en base a lo que sabe y lo que sabe es función del acceso a buena informacion y a la capacidad de procesarla (educación, tiempo de ocio). No se puede pretender que un rico en Suecia que trabaja 35 horas por semana tome las mismas decisiones en tema alimentación que un egipcio, pobre, que trabaja de Domingo a Viernes (cosa de musulmán). Para nivelar el tablero, posiblemente el gobierno tenga alguna responsabilidad en ayudar a que la información disponible no sea sólo la que las empresas de alimentos comunican, y poner algún tipo de límite en lo que mayormente sólo puede tener impacto negativo en la salud pública.


(Obviamente, si fuera por las empresas, seguiríamos convencidos de que "más medicos fuman Camel" y de que una barra de chocolate Hershey's es mejor "sustento" que la carne).


Pero todo tiene un límite: el gobierno de California acaba de prohibir el Foie Gras. Lo primero que pensé por supuesto es que la medida tiene que haber sido tomada por pobres resentidos ahora con algún poder - y que no saben lo que se pierden. Pero resulta que el sistema de decisiones legislativas de California es bastante democrático, y que esta medida tiene buen apoyo del populus – debo asumir pues que gente como uno, fina y de buen gusto, también votó en contra. Lo cierto es que (por definicion de exquisitez) relativamente poca gente debe haber tenido la oportunidad y aceptado probar foie gras, algo que luce mas o menos así (si está saltado en salsa de semillas de mostaza).


Y muchos menos (por definicion de urbanización) deben haber visto como se produce el foie gras: alimentando gansos a la fuerza con comidas recontra pesadas con el objeto de maximizar el tamano del higado en el menor tiempo posible. Si estos dos presupuestos son ciertos, la decision se debe haber tomado en base a la imagen mental de cada una de estas cosas: el placer relativo del producto final, contra el sufrimiento de la pobre bestia.


Qué tan bien sabe el foie gras es por supuesto cosa de cada uno, pero a los que les gusta, les gusta mucho y lo pagan caro.

La cuestión es pues: ¿sufre más el ganso alimentado a la fuerza que otros animales producidos para consumo humano? Podemos convivir bien (incluso los vegetarianos que no pasan sus días pidiendo prohibiciones para otros) con el concepto de movilidad restringida (pollos, feedlot, fish farming), con la idea de animales que desarrollan los órganos que nos convienen mas allá de lo que la naturaleza pide (vacas lecheras). También con dietas restringidas (jamón bellota o corn-fed cattle). Pero empujando comida por la fuerza, llegamos a un límite. ¿Por qué? Como tantas otras cosas en la vida, no tengo idea, pero mi teoría favorita por el momento es que luego de años de lavado de cerebro por Esopo, los hermanos Grimm, Disney y miles en medio, ya estamos medio convencidos de que a los animales solo les falta un empujoncito para ser gente. Cada vez más "humanizamos" lo que la ley trata como objetos y la industria como producto. Hay quienes están explorando si extender los derechos humanos a las ballenas tendría algun impacto en el vicio japonés de cazarlas. Es humano limitar el movimiento (cárceles, colegios, cubículos), desarrollar órganos mas que otros (pechos - yes, yes, yes!) y controlar dieta (vegan) - pero comer por la fuerza es entre humanos tortura, se nos viene a la mente la imagen de la Gula en la película Seven - y lo extrapolamos a los pobres gansos.

La medida me parece tan ridícula como el millón de dólares a la mujer que se quemó con café caliente de McDonald's, pero por suerte no vivo en California. Mi restaurant favorito sigue ofreciendo su delicadísima pechuga de pato con foie gras.

Y como no todo es malo en la vida, tal vez la repentina caída en la demanda me dé la alegría de un precio ligeramente menos obsceno de lo que estos franceses cobran por el plato hoy día.

1 comment:

Sergio said...

Para mi en el desayuno tostadas de pan francés con manteca y foie gras y expresso doble sin azúcar.