El problema son los fanáticos de ambos lados del espectro.
Un ateo tiene tanto derecho a burlarse de Harry Potter como el religioso tiene a burlarse del teórico infierno al que se iría el primero.
Se llama libertad de expresión. El problema es cuando, como muy bien expresa la imagen, actos (violentos) son la respuesta a las palabras por más ofensivas que sean.
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El problema son los fanáticos de ambos lados del espectro.
Un ateo tiene tanto derecho a burlarse de Harry Potter como el religioso tiene a burlarse del teórico infierno al que se iría el primero.
Se llama libertad de expresión. El problema es cuando, como muy bien expresa la imagen, actos (violentos) son la respuesta a las palabras por más ofensivas que sean.
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